Ni jueves, ni sábado. Ni lluvioso, ni nublado. Era un viernes soleado. Y ya se sabe que los viernes soleados... Y si no lo sabes, abre este libro y adéntrate en sus páginas.
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso.
Más información