Una niña juega con su muñeca, Carolina parlanchina, a encender cerillas. Pero un soplo las apaga. ¿Será un duende La muñeca está intranquila y la niña la abraza para que no sienta miedo. Siguen jugando, cómplices en todo. Mientras, los padres, criaturas benéficas, vigilan en la sombra para que nada les suceda.
Reseña de la editorial